Débora Arango, defensora del retrato de la realidad

Valiente, creativa, rebelde, firme, artista, luchadora son los adjetivos con los cuales podríamos relacionar perfectamente a Débora Arango Pérez, pintora y acuarelista de origen colombiano, mujer que indiscutiblemente marcó un hito en la historia colombiana, así como en latinoamericana. Hoy te hablaremos un poco sobre esta destacada mujer, su historia, su quehacer artístico, además de las problemáticas que enfrentó por la mentalidad conservadora de su época, si te interesa conocerla, sigue leyendo.

Débora nació en Medellín, Colombia, el 11 de noviembre de 1907, fue hija de Elvira Pérez y Castor María Arango, creció en una familia numerosa de clase alta, pues fue la séptima hija de once. Desde pequeña notó las diferencias que se hacían entre hombre y mujeres, por ello que desde pequeña demostró un comportamiento que denotaba su inconformidad con roles de género establecidos, por ejemplo, cuando era niña se vestía de varón para poder salir a cabalgar, ya que esa era una actividad exclusivamente masculina. Siempre se mostró en desacuerdo con las costumbres arraigadas tan conservadoras de la sociedad colombiana en la que le tocó vivir.  

Al crecer se interesó por la pintura y fue alumna del pintor, Eladio Vélez, de quien aprendió dibujo, por otro lado también fue aprendiz del muralista, Pedro Nel Gómez, quien la instruyó sobre la forma. Al tiempo que aprendía sobre pintura, leía sobre filosofía o escritores de la época, por lo que su pensamiento se hizo cada vez más crítico. 

En 1937 participó en una exposición organizada por Nel Gómez, expuso algunas de sus acuarelas. Tiempo después, Débora se interesó por experimentar con desnudos de tamaño real, así como con escenas de la vida cotidiana. En 1938 participó en la “Exposición de Artistas Profesionales” en el Club Unión de Medellín, donde, entre las obras que expuso hubo dos desnudos y, aunque ganó el primer premio, causó escándalo tanto en la sociedad política como en la intelectual, puesto que las calificaron sórdida y pornográficas, situación con la cual tristemente se familiarizaría Débora; mas ella no lo entendía, pues ella se preguntaba, “¿Por qué es pecado el cuerpo femenino si nadie viene al mundo vestido?”. Al sufrir constantemente acusaciones por sus obras e incluso amenazas de excomunión por la Liga de la Decencia de Medellín, decidió salir de su país para formarse sin esos obstáculos morales. 

Viajó a México, donde aprendió más sobre el muralismo, asimismo conoció Estados Unidos, Escocia, Francia, Inglaterra y se asentó un tiempo en España, no obstante regresó a Colombia cuando en 1955, una de sus exhibiciones fue cerrada por decreto gubernamental, esto durante el franquismo. A su retorno a tierra colombiana, Arango era reconocida por su intelectualidad a pesar de la censura. A lo largo de su carrera artística, pintó tanto desnudos como escenas realistas de la sociedad, por ejemplo, obreros marginados, prostitutas, mujeres relegadas, monjas, políticos corruptos, etc., pues su propósito era demostrar la situación de la sociedad contemporánea, además de que su obra funcionó como un medio de protesta. 

Fue merecedora de múltiples reconocimientos como el Premio a las Artes y a las Letras; la Medalla al Mérito Artístico y Cultural, la Cruz de Boyacá; el título de Maestra honoris causa de la Universidad de Antioquía; un colegio en Bogotá lleva su nombre, así como una escuela de artes en Envigado, Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango; además el billete de $2000 colombiano lleva su imagen. Falleció en diciembre del 2005 a los 98 años. 

Débora pasó a la historia como la primera mujer colombiana en pintar desnudos, como la persona que desafió los estándares que limitaban a las mujeres, como quien no tenía pelos en el pincel para retratar las situaciones más incómodas, sin embargo, verdaderas. Una mujer que inspira a todas a mantenerse fiel a sus creencias, a su pasión y a su identidad. 

FUENTES: 

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/arango_debora.htm

https://www.radionacional.co/cultura/arte/debora-arango-revolucion-censura-y-estetica-del-arte