Cuando Mariana Castillo estaba cursando la maestría en Chicago, se vio en la necesidad de comprar unos lentes en una óptica, sin embargo, tal experiencia le dejó mucho que desear. Por lo que optó por hacer su pedido en línea en Estados Unidos, lo cual la dejó fascinada, al darse cuenta que el precio era mucho más barato y había más variedad de modelos.
“Me pregunté: ¿por qué en México no había esto? (comprar lentes por Internet) y les dije a Eduardo y a Benny, que estudiábamos la maestría juntos, y comenzamos a explorar el mercado en el país.”
Entonces supieron que en México no hay nada parecido a una tienda en línea de lentes, debido a las barreras que existen para el comercio electrónico y por las costumbres sociales de asistir a las ópticas y no con oftalmólogos.
El problema se resolvió creando asociaciones con 40 oftalmólogos, quienes hacen exámenes de la vista en más de 60 puntos.
Así es como nació Ben & Frank, la primera tienda en línea de anteojos en México. El nombre surgió por Benjamin Franklyn, porque él fue quien inventó los bifocales.
«Escoger el nombre para tu empresa es una cosa horrible. Nunca piensas que va a ser el correcto, pero Franklyn es una personalidad que nos gustaba y dijimos: ‘¿por qué no?'»
Mariana Castillo puso a la venta los primeros lentes Ben & Frank y, grandiosamente, un año después se vendieron 7,000 unidades. La dinámica es simple, el cliente realiza un pedido personalizado, informa todas las especificaciones que requiere.
En un principio, Ben & Frank, contaba únicamente con 16 modelos, hoy en día cuenta con 32, y próximamente habrá 8 más.
“Queremos crear de 35 a 40 modelos, que consideramos es un buen rango para nuestro negocio.”
Recientemente, se abrieron tres sucursales de esta maravillosa marca mexicana en Polanco, San Ángel y en la Colonia Roma. No obstante, el siguiente reto para Mariana es «tener al menos un punto físico de ventas en cada ciudad importante, como Monterrey o Guadalajara”.
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