Las características femeninas y de feminidad han sido adjudicadas a los cuerpos biológicos femeninos, desde hace miles de años; el pelo largo, sedoso, con brillo, las manos delicadas y suaves, la piel tersa y sin manchas, complexión corporal menuda y frágil, voz dulce y baja. Ciertamente, éstos y más rasgos, son reconocidos a nivel internacional como elementos que conforman a ‘las mujeres’. La viabilidad y efectividad de dichos elementos, tienen una relación directa con las normas y reglas impuestas a la sociedad, quien también es la encargada de decir y decidir, cuáles son las actividades y espacios propios de un sexo y de otro.
Aun es común escuchar la palabra “afeminado” para dar pie a burlas, como: “tal cosa ‘como niña’”, o lo mal que está que te gane una mujer, etcétera. Y es que la feminidad es considerada débil, inferior, dependiente y subordinada a la masculinidad. Esto se debe a que, históricamente, las mujeres siempre se han visto relegadas, marginadas e ignoradas en todas las esferas que permean la vida humana social; las “razones” y justificaciones para tal orden social son varias y distintas, desde los argumentos religiosos, quienes aseguran estar reproduciendo el orden “natural”, hasta los argumentos políticos y económicos.
Jugar con el orden establecido no es cosa sencilla, pretender ser un hombre cuando eres mujer, tampoco. A continuación, te contaremos –brevemente– acerca de algunas valientes y fuertes mujeres que, a lo largo de la historia y en distintos momentos de ella, se han visto en la necesidad o en el deseo de vestirse y fingir ser hombres, para encuadrar en los requerimientos sociales, y poder alcanzar distintas metas o fines.
Margaret Bulkley: nació en Irlanda, destacó al ser una niña con una inteligencia superior. Lamentablemente en la época en que Margaret vivió estaba prohibido que las mujeres fuesen inteligentes, y por ende, también que acudieran a la universidad. Independientemente, y a conciencia de ello, viajó a Escocia en donde bajo la identidad de James Barry consiguió matricularse como cirujana.
Como dato adicional; Barry fue una excelente y reconocida cirujano, siendo precursora de la cesárea, y también de las primeras personas en realizarla con éxito.
Amelia Robles Ávila: Conocido como el Coronel Robles, se convirtió en la primera persona transgénero reconocida por el estado; fue coronel de las huestes Zapatistas durante la Revolución Mexicana. De sus 94 años de vida, 70 los vivió como hombre y lo hizo por su natural deseo de serlo. Amelio fue reconocido, aceptado y tratado como hombre, dentro de su entorno familiar y social, hoy en día es distinguido por la Secretaria de la Defensa Nacional como veterano (no veterana) de la Revolución Mexicana.
Sarah Emma Edmonds: nació en Canadá en 1841, es conocida por haber luchado con los Unionistas durante la Guerra Civil Americana; pero fue desde algunos años antes, que comenzó a vestirse como hombre y a hacerse llamar Franklin Thompson, con el objetivo de poder salir a trabajar y sostenerse.
Charley Parkhurst: Originaria de Massachusetts, quedó huérfana a temprana edad, comenzó a vestirse como hombre para evitar los riesgos que se corrían por el sólo hecho de ser mujer, se desempeñó como conductor de diligencias durante la fiebre del oro. Se quedó a vivir en California en donde, después de la guerra civil, en las elecciones en 1868, apareció su nombre ‘Charley Parkhurst’ en las listas electorales y se convirtió así en la primera mujer en votar, 43 años antes de que el voto femenino fuese legal en ese estado (1911).
Sor Juana Inés de la Cruz: Mexicana nacida en 1648; en las fronteras impuestas a las mujeres en tiempos coloniales. Tuvo acceso a educación –a escondidas– desde muy pequeña, aprendiendo a leer y escribir, lo que tan sólo alimentó sus deseos de obtener más conocimientos. Su posición social era acomodada, pero en aquel entonces, el único camino en que una mujer podía obtener conocimientos, era introduciéndose en la vida religiosa y así lo hizo. Hoy, esta gran poetisa es considerada de las máximas exponentes del Siglo de Oro de la Literatura Española.
Así que aquí lo vemos; los fines y objetivos siempre fueron distintos, desde viajar, mantenerse, entrar al ejército, obtener educación, acceder a lugares privilegiados, etcétera, las barreras siempre estuvieron presentes para las mujeres valientes.
Ahora, después de conocer un poco más a cerca de estas valientes mujeres y sus hazañas, ¿consideras que deberían haber actuado diferente?, ¿este tipo de luchas sociales han terminado? Cuales sean tus respuestas y puntos de vista, una cosa es innegable: ¡A través de la historia, las mujeres se han encargado de luchar por sus derechos, sus espacios y su reconocimiento y, aunque se ha avanzado y progresado mucho, todavía falta bastante!
Para vivir y convivir en una sociedad justa y equitativa, el respeto debe ser universal, mujeres y hombres trabajando en pro de un mejor lugar.
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