Ver para creer, ¿o creer para ver?

Históricamente, las mujeres fuimos y somos, poética y románticamente, representadas y situadas como musas, fuente de inspiración, dejando a los hombres el lugar y papel de creadores, inventores, poseedores del conocimiento. Esta construcción milenaria, es la misma que, en determinado momento, dio pie a la matanza de mujeres “brujas”, que sabían leer, escribir, tenían conocimientos acerca de astrología, el cuerpo humano, remedios y plantas medicinales (irónicamente, aun cuando fue plenamente aceptado, situarnos como mujeres recolectoras en la prehistoria), la misma que dio pie a que cientos de mujeres tuvieran que simular una imagen masculina para tener acceso a seguridad, educación y una mejor calidad de vida, la misma que dio pie a que nuestro papel en la historia sea un complemento, y nos reduzca a herramienta, la misma que dio pie a que, hasta hace algunos años, se nos permitiera (sí, como un permiso) emitir voto para formar parte, de alguna manera, de las decisiones políticas en la sociedad, en las que sí existimos y estamos inmersas.

¿Tuvo o tiene esto repercusiones en la ciencia? Les compartimos aquí una breve, interesante, muy valiosa, y bien fundamentada charla, a cargo de Marta I. Gonzáles, quien es investigadora del «Consejo Superior de Investigaciones Científicas», en España.

¿Qué piensas de esto? Te invitamos a la reflexión, a que compartas esta información y, principalmente, te exhortamos a no detenerte porque existimos, creamos, somos y nos bastamos. Porque es cierto, y también un hecho histórico, que si no hay camino, nosotras, por nosotras y para nosotras, nos lo abrimos, hasta con los codos.

Somos parte del mundo tanto como el mundo es nuestro. Nosotras.

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@ÉxitoFem

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